Pensamiento educativo de Rousseau.

Por otro lado, Rousseau fue quien revolucionó la pedagogía, incluso más que Comenio. Su aportación consistió en proponer una aproximación antropológica a la pedagógica, es decir, tomar como centro de la enseñanza las características del estudiante, en vez de concentrarse en la transmisión directa y unívoca del saber. En su obra Emilio (1762), Rousseau propone un nuevo acercamiento pedagógico para la enseñanza infantil:
No se conoce para nada la infancia; en base a las falsas ideas que se tienen, cuanto más se va adelante, más se equivoca. Los más sabios apelan a lo que los hombres sabios consideran importante, sin tener en cuenta lo que los niños son capaces de aprender. Buscan siempre al hombre en el niño, sin pensar en lo que antes de ser hombre. He aquí el estudio al que sobre todo me he dedicado, a fin de que, aunque todo mi método resultara quimérico y falso, se pudieran siempre aprovechar mis observaciones. Puede ser que vislumbre bastante mal lo que se debe hacer; pero creo haber detectado bien el sujeto sobre el que se debe actuar. Empezad pues por estudiar mejor a vuestros alumnos; ya que seguramente no los conocéis bien; ahora bien, si leéis este libro en esta perspectiva, creo que será útil para vosotros.
Rousseau condenó la orientación de los métodos de enseñanza infantil, pues éstos pretendían enseñar muchos contenidos, cuando en realidad, sostenía el filósofo francés, se debía enseñar el gusto por cultivar el saber en vez del saber mismo. Además, demostró los beneficios educativos del juego, del trabajo manual y del trabajo físico. Por otro lado, Rousseau demostró la importancia del vínculo entre educación y sociedad, por lo que toda instrucción debía estar dirigida a una relación con el entorno inmediato del niño o de cualquier estudiante.
Asimismo, al tomar en cuenta las capacidades y habilidades del estudiante, Rousseau sistematizó la enseñanza de acuerdo con las capacidades del estudiante, en vez de hacerlo basado en la complejidad de los áreas de conocimiento, como acostumbraba ordenar la tradición, desde la gramática hasta la filosofía. De tal suerte, para Rousseau, entre los 2 y 12 años, la instrucción se debía fundamentar en la educación de los sentidos; de los 12 a los 15 años, en la educación de la inteligencia; mientras que de los 15 a los 25, en la educación de la conciencia.
Si bien, actualmente la mayoría de los postulados pedagógicos de Rousseau han sido superados, el mérito del filósofo francés consistió en marcar la pauta de la nueva pedagogía moderna, que revolucionaría la organización de la enseñanza, sus métodos didácticos y un cambio radical en la percepción de la relación maestro-estudiante.

BIBLIOGRAFÍA:
Alonso, S. J. (2012). Historia general de la educación. México: Red Tercer Milenio.

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